7 de marzo de 2007

LIBROS

Tengo en casa muchos de sus libros. De Paul Auster, quiero decir. Pero en realidad sólo he leído algunos trozos al azar aquí y allí. Leer requiere tiempo y concentración, y yo prefiero dedicar tanto lo primero como lo segundo a otros menesteres. Como, mmm, cocinar tartas o ir de compras. O quedar con Marta y otras amigas para tomar margaritas y despotricar de los hombres. Ooohhh, sí. Nos encanta despotricar, criticar y contar todos los detalles inapropiados con pelos y señales. Y no es sólo cosa nuestra. Es algo que las mujeres siempre hacemos, a poco que nos tengamos confianza. El otro día vi un programa en la tele, uno de esos de debates chuscos y mal llevados donde hablaban de eso, hombres y mujeres, y una de las invitadas negaba que las mujeres hablásemos. Menuda mentira. Hablamos todas. Puede que no con cualquier mujer, pero si hay verdadera confianza, nos contamos hasta lo más inconfesables. Y con Marta y las chicas, lo inconfesable es el pan nuestro de cada día.

Pero yo hablaba de los libros de Paul Auster. Los tengo en mi estantería especial, esa que uso sólo para poner mis fetiches. Hay un suéter blanco de cachemir que ya no me pongo pero adoro, varias muñecas de porcelana con trajes que he hecho yo misma (las putas más delicadas que has visto en tu vida, jajaja), una taza que robé de aquel gran hotel hace mucho tiempo, postales que me envío yo misma cuando viajo. Bueno muchas cosas, y no os las voy a decir todas ahora, o no acabaría nunca.

Eso sí, están los libros de Paul Auster. El primero me lo regaló Marta, porque cuando un día, estando en su casa rodeadas de los vestigios de una noche de juerga, lo cogí distraidamente, me quedé parada y ruborizada de emoción al ver la foto de Paul en la contraportada. Era el hombre más atractivo y guapo que había visto en mi vida. Marta se dio cuenta de mi silencio y, al verme sonrojada, se me acercó, me quitó el libro de la mano y soltó una carcajada que me hizo dar un respingo. "Sí, es tu tipo.", dijo mientras se reía, y me regaló el libro. "Es la historia de un muchacho que puede volar. Te gustará".

Pero no me lo he leído. Me da miedo leerlo y conocer a través de sus escritos al autor, a Paul, y que no me guste. Y he decidido que va a ser exactamente como yo quiera. Lo hombres de verdad siempre son decepcionantes. Por eso, aunque siempre que quiero puedo ver en el metro a "Paul Auster", he decidido no acercarme a él. Prefiero la fantasía a la realidad y el cosquilleo del amor platónico a ningún orgasmo seguido del pitillo del desaliento. Paul es mío y sólo mío.

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